viernes, 11 de septiembre de 2009

Aroma de fin de verano

Empezamos a encarar la segunda mitad del mes de septiembre a sabiendas de lo que nos espera: televisión infestada de anuncios de coleccionables, promesas de propósitos de enmienda que no valen nada (dejaré de fumar, me pondré a dieta...); debemos ir pensando en echarnos la sábana y en muchos casos la colcha por las noches (en el sur con la sábana nos sobra todavía) y un largo etcétera, aunque hay algo característico de lo que os quiero hablar y es que, en esta época empiezan las primeras lluvias y con ello el clásico olor a "tierra mojada". Para muchos (incluído yo) es un aroma muy agradable que pocas personas saben a qué es debido, pues bueno, yo os lo explico. Lo que olemos no es el olor de la tierra húmeda sino la fragancia de un alcohol (la geosmina, del griego "aroma de la tierra") que es producido por un tipo de bacteria (actinomycetes) liberado cuando el microorganismo muere. Los restos del compuesto permanecen asentados en el terreno hasta que la corriente de las primeras lluvias esparcen las moléculas de este alcohol por el aire, endulzando el ambiente con este perfume natural (también denominado Petricor) que, según la mitología griega era lo que corría por la venas de los Dioses. La geosmina tiene una particularidad, y es que la concentración en la que el ser humano la siente es de 1 parte por cada 10 billones de otras, lo que hace que sea una sustancia muy común.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

me gustan mucho estos tipos de temas sobre los que escribes, pues gracias a ellos puedo saber mas sobre el mundo que nos rodea, solo tú haces que el mundo sea interesante de observar.