miércoles, 19 de noviembre de 2008

Toda la vida es sueño

Reconozco que yo nunca he sido un amante de la lectura clásica, si, la de los grandes, la de los Cervantes, Valle Inclán, Machado, Delibes, etcétera, aunque si los haya leído y en varios casos haya disfrutado como con Sir Oscar Wilde en "El fantasma de Canterville" o "El retrato de Dorian Gray" de obligada lectura en las clases de inglés del colegio. Es una pena a este genio de casi todo (por que casi todo lo dominaba) se le recuerde más por su homosexualidad declarada que por lo grandioso de su obra. También mención aparte para mi tiene Dante Alighieri, "el Poeta Supremo" como se le conoce en Italia es el autor màs conocido de poemas èpicos y el mayor exponente del Renacimiento y "Padre de la lengua Italiana" por haber sentando con su obra las bases actuales de la lengua moderna. En ella, Dante nos deleita con su viaje por el infierno, purgatorio y cielo, acompañado por Virgilio (escritor de "La Eneida") en los dos primeros y Beatriz en el cielo. En estos parajes aprende ciertos valores morales y nos muestra los castigos a los que son sometidos los humanos en el infierno dependiendo de los pecados que hayan cometido. En otro post prometo desgranar esta obra para despacharme a gusto con ella.

Tanto Wilde como Dante me han marcado mucho pero sobre todo ha sido Pedro Calderón de La Barca y más concretamente su obra más laureada: "La vida es sueño", que narra la historia de Segismundo, un príncipe al que su padre mantiene desde la infancia encerrado en una torre, la razón, una profecía que aseguraba que cuando el príncipe creciese lo mataría. Un día, su padre, agustiado por la vida que llevaba su hijo decide liberarlo para comprobar si la profecía se cumple o no. Segismundo, al ser liberado de sus cadenas reacciona de forma violenta hacia su padre que ordena que lo vuelvan a enclaustrar echándole un somnífero en la bebida. Cuando Segismundo despierta no es capaz de distinguir la realidad de la ficción, no está seguro de si su momentanea libertad ha sido un sueño o una realidad y aquí es cuando Don Pedro nos regala este maravilloso soliloquio que con diez años aprendí de memoria y aún recuerdo con alegría:

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

Finalmente los rumores en el pueblo que contaban que un nuevo heredero puede suceder al rey hacen que Segismundo sea liberado. No os cuento qué ocurre con la profecía por si alguien decide leerla, algo que recomiendo encarecidamente.

PDT: No seas Segismundo y vive tu vida, que es el sueño más bonito que tienes, que no sabes cuando llegará alguien y te desperatará de él.

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